TRASLATE

viernes, 22 de febrero de 2013

SI REBOTA, ES QUE NO SE HA ROTO


A algún genio de la cadena, se le ocurrió que se podía lucrar con los muros de un hotel.

Si se piensa en la cantidad de gente que pasa por un hotel cada año, quizás no sería una mala idea, obtener beneficios por algún tipo de publicidad, pero ellos pensaron en otra cosa.

 

Cada 60 días aproximadamente, algún pseudo artista, expone sus obras en los muros de la recepción del hotel. Digo pseudo artista, porque si es verdad que “en gustos y colores discuten solo los autores, más no los habladores” y quizás mi opinión sobre el arte sea muy básica, pero al escuchar la de mis compañeros, me doy cuenta que no es mucho peor.

Quizás sea porque soy un recepcionista y no un crítico de arte (o cítrico de arte, como ustedes vean), pero digo yo; ¿si en vez de eso fuese un turista?

Digamos que me cojo 5 días de vacaciones con mi familia, desembolso el dinero del viaje y del hotel, cargo con las maletas de todos y llego al hotel y veo un bodrio pegado al muro detrás del recepcionista, un cuadro con una etiqueta donde pone ejemplo, logras reconocer un pescado  y un gorila, mientras que la etiqueta pone “navidad en los andes” y el precio 3400 euros.

Después de cinco días, no vería la hora de regresarme a casa; después de pedir mi factura, decirle al recepcionista que me la envuelva para regalo….

Bueno, quizás alguien confundió la etiqueta del cuadro, yo creo que navidad en los andes, sería el cuadro de un zapato viejo pisando el teléfono  que está en frente de los baños.

¿Alguien digo?, quise decir uno de nosotros, porque el cambio de decoración, resulta ser también una de nuestras labores.

Pues parece ser que en esta cadena, no hay dinero para aumentarnos los sueldos, pero si para pagarle a una decorador de interiores, porque seguro que ella genera más ganancias vendiendo millones de cuadros al año, en fin, esto no es un problema, el problema parece ser que cada mindundi que tiene que hacer algo en el hotel, es siempre mejor que el recepcionista de turno, y esta chica, no es la excepción.

Una chica normalita, casi casi guapa, pero al escucharle lo prepotente que es, se te quitan las ganas hasta de cruzarle la mirada (quizás un derechazo le cruzaría).

Tanta era la antipatía, que cuando recibíamos noticias de su llegada, la gente controlaba los horarios para ver si trabajaban ese.

Afortunadamente, este tipo de elementos no trabajan de noche, lo que dificulta que me topara con ella. (Y con los demás mindundis)

Cuenta la leyenda, que en el cambio de decoración (o de artista, como lo quieran ver) la gente se escondió lo suficiente como para no hacerle mucho caso, así que atrapo al de mantenimiento, que no le quedó otra más que ayudarla a cambiar los cuadros, bueno, más que ayudarla es: ella ordena y el obedece, yo creo que inclusive si pudiera hacerlo por web cam, lo haría, y aun así caería antipática. Pues resulta que para mala suerte de la decoradora que encima tenía prisa, se estropeo una habitación, por lo que el de mantenimiento tuvo que dejar apoyada la escalera al muro e ir a reparar el desperfecto.

Como la chica no tenía a quien ordenar/gritar, (¿sabes cuando no quieres que la profesora te tome la lección, lo mejor es no cruzarle la mirada?) entonces decidió subirse a la altura de 2 metros, en la escalera (que por cierto, a falta de fondos, es la escalera vieja y casi Rita) para sustituir un cuadro.

Con la mala suerte, o como lo llamamos nosotros “venganza divina”, de caerse no solo de espaldas desde esa altura, sino incluso con la puntería necesaria para aterrizar sobre el ascensor de hándicap, una especie de plataforma para la gente en silla de ruedas.

Fue tan aparatosa la caída, que ni Jackie Chan lo hubiera hecho mejor. Supimos que no se mató, porque todavía se quejaba después de la caída.  Nosotros no nos reímos…..tanto, almenas no en ese momento,  pero aun es anécdota en las reuniones de empresa. Uno se pone a pensar, si ha rebotado de ese modo, es que no se ha roto.

Al regresar el de mantenimiento, se encontró a la chica sentada en el sillón de la sala, con cuatro bolsas de hielo, la ropa un poco rasgada, sollozando y con mi jefe que continuaba preguntándole si quería una ambulancia.

La decoradora estuvo unos 15 días de baja por accidente y dentro de los cuales fue cuando la conocí.

Una noche vi una pareja que miraba hacia el interior del hotel, así que les abrí la puerta, se acercaron y ella me dijo que era la susodicha y que le explicaba a su pareja como había sido el accidente, yo le respondí y cito textualmente: “ha, si es verdad. Algo me contaron (me lo contaron entre carcajadas) e inclusive sepa que se estropeo el ascensor de hándicaps” (para resaltar la fuerza de la caída)…. Ella seriamente me dijo.” ¿Me tengo que sentir en culpa?”, y yo le respondí  con un simple no; pero dentro de mí pensaba: la caída no fue tan fuerte, de seguro porque a Diosito también le caes antipática y no te quiere cerca tan pronto, Zorra.

Al finalizar sus 15 días, regreso al trabajo, a seguir dándonos el coñazo de su presencia y sus cuadritos. Y es que como se dice, hierba mala nunca…